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6 cosas que nos unen como latinoamericanos más allá del idioma (y una que nos desune)

Señor vendiendo telasImage copyrightAFP
No se trata de una pregunta retórica. ¿Existe realmente una región llamada América Latina? ¿O hay que hablar más bien de un agregado de países unidos solo por su proximidad geográfica y una lengua dominante?
Ésta es la pregunta que les planteamos para nuestro primer debate vía internet, en nuestro festival literario digital HayFestivalMéxico@BBCMundo, y que, la vez, planteamos a nuestras dos invitadas especiales: la escritora y periodista argentina Luisa Valenzuela, y la escritora, ensayista y académica mexicana Margo Glantz, bajo la conducción del periodista William Márquez.
Valenzuela y Glantz coincidieron en que son más lo que nos une que lo que nos separa como región. Aquí los comentarios de ustedes, los lectores, y sus conclusiones.
William Márquez con nuestras invitadas

1. La historia

"Existe unidad en cuanto todos nos sentimos hijos de un mismo padre conquistador y de una madre indigena...de alli la existencia de multiples nacionalidades indigenas y mestizas que se sienten hermanas primas con distintas visiones pero con un ideal común", planteaba Jaime Carlos Almeida, desde Quito Ecuador.
"Yo creo que el hecho de que estemos hablando usted o tú en español, Luisa en Argentina y yo en México, plantea que este idioma nos está enlazando a través de la vía digital", comentaba Margo Glantz.
"A pesar de que fue una imposición en la conquista, somos lo que somos a partir de la conquista. Ni modo que borremos ese hecho".

2. El espíritu del idioma

"Es un hecho de que somos tan iguales pero tan diferentes culturalmente. Si hablamos de diversidad", escribía Jhoan González, desde Venezuela, al hilo de otros correos que hablaban de la diferencia en acentos y términos para argumentar que ni siquiera el idioma nos une.
"No nos separa", contestaba Luisa Valenzuela. "Más allá del idioma, es el espíritu, la impronta del idioma, es la manera de ver el lenguaje. Tenemos una manera común, bastante idiosincrática. Por eso nuestra literatura nos puede hermanar".

3. El "juego de cintura"

"Si nos encontramos en otra parte del mundo con otro latinoamericano, casi que nos conectamos 'instantáneamente' con ellos", afirmaba Jorge Castenblando, desde Bogotá, Colombia, abriendo la discusión a los elementos culturales, tradiciones e intereses que permiten identificarnos cuando estamos fuera de nuestras fronteras.
Un niño indígena comiéndose una manzanaImage copyrightGetty
Image captionLa herencia histórica nos une. La violencia nos separa.
"Voy a usar una expresión argentina: el juego de cintura", decía Luisa Valenzuela.Somos gente que nos adaptamos a las circunstancias. En Nicaragua, en la época de la revolución sandinista, se hablaba de los improvisadores, que eran los que lo arreglaban todo (...). Hay una ductilidad particular en este continente nuevo, de alguna extraña manera, para decirlo de una forma sencilla".

4. El sentido del humor

Otro elemento que según Glantz y Valenzuela permite darnos cuenta de que tenemos a otro latinoamericano frente a nosotros cuando estamos en el extranjero es el sentido del humor.
"Hay un sentido del humor muy especial (...) Nos tomamos el pelo con enorme cariño", afirmaba la escritora argentina.

5. Solidaridad

"Yo he convivido con poca gente de otras nacionalidades de Latinoamérica, y lo único que nos diferencia es el acento y regionalismos, pero en general hemos pasado por cosas muy parecidas", decía Jaime, desde Guadalajara, en México.
Una mujerImage copyrightAFP
Image captionCreemos que somos los únicos que tenemos problemas como la corrupción y la violencia. Pero no es así.
"Todas esas situaciones de hermandad, de ayuda, de apoyo -porque también hay momentos de miseria, de pobreza- nos unen. Tenemos esa compasión en general, de tratar de ayudar al otro, de tratar de acercarnos al que sufre", puntualizaba Luisa Valenzuela.

6. Mirarnos el ombligo

Varios de nuestros lectores coincidieron en que son los problemas comunes que nos aquejan lo que termina "uniéndonos" como región.
"No logramos entendernos entre vecinos y tampoco tenemos una visión común; cada quien tira para su lado y no hay un verdadero liderazgo regional", decía Pedro, en La Paz, Bolivia.
"Sin duda, lo que une a América Latina aparte de la lengua es la casi absoluta corrupción de la parte gobernate", se quejaba Andrés Zubillaga, en Punta del Este, Uruguay.
Para ellos, Luisa Valenzuela tenía esta respuesta:
"Lo que nos une es estar mirándonos el ombligo. Esos problemas no son exclusivos de América Latina".

Y uno que nos desune...

También hubo quien resaltó la violencia como un mal compartido. Una suerte de factor en relación al cual formamos una especie de conglomerado.
"Al contrario, la violencia desune", les contestó Margo Glantz.
"Probablemente muchos países de América Latina tienen rencores ancestrales por peleas por territorio, por fronteras, como Chile y Bolivia, Paraguay y Brasil, Argentina y Uruguay en cierta medida. Esas son formas históricas de violencia que hacen que la gente no se sienta tan unida".

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