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Amor físico

Santo Domingo
¿Dónde reside el amor exactamente? Algunos aseguran que llena el corazón hasta rebosarlo, otros que su hogar es cerebral, algunas más lo consideran una utopía y defienden que es un sentimiento de base puramente sensual y sexual...
Lo cierto es que sin él no se puede vivir, y experimentarlo puede hacer que la vida tenga sentido. Corporalmente estamos diseñados para amar, desde la más intrincada red bioquímica de las hormonas y sustancias cerebrales hasta los recovecos de la sexualidad. Enamorarse es la más orgánica de las experiencias. 
Por supuesto, no basta con que todo se quede en la “superficie” física. El sentimiento se hace más noble mientras más profundo se enraíza, cuando es capaz de lograr un vínculo familiar genuino entre dos seres que no se conocían. Dos completos extraños que, por el embrujo primario de los sentidos, decidieron compartir un espacio y un destino.  
Efectos corporales del amor
BOCA Su mejor amiga es la pasión y su peor enemiga la halitosis: el beso es la expresión física más común del amor, pero… ¿qué sucede cuando besamos? En un artículo publicado en la revista Muy Interesante, la neurocientífica Wendy Hill explica que las sustancias químicas que contiene la saliva ayudan a evaluar a una posible pareja y decidir si es la idónea. Además, besar reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y aumenta los niveles de oxitocina. Pero cuidado, un beso intenso también contiene más de 80 millones de bacterias que pasan de su boca a la tuya según el último estudio de la Organización de Investigación Científica Aplicada (TNO) de Holanda.
CEREBRO En su libro “Química para el nuevo milenio”, John William Hill y Doris K. Kolb hacen referencia al origen bioquímico del enamoramiento, sugiriendo que las emociones que dan origen a las relaciones románticas están regidas en parte por una sustancia llamada feniletilamina (FEA) que funciona como neurotransmisor y, al parecer, genera sentimientos y estados de ánimo de excitación y alerta. “Los niveles elevados de FEA producen una sensación de euforia idéntica a la que la gente describe como ‘estar enamorado”, indican los autores. Hormonas como la dopamina (neurotransmisor relacionado con placer y recompensa) y las endorfinas (causantes de la sensación de plenitud y energía), así como oxitocina, vasopresina y adrenalina también se activan conformando un coctel de sustancias sobre las que no se tiene control.
OÍDOS Mientras el hombre es visual al momento de la excitación, y responde de forma acelerada a los estímulos; la mujer es esencialmente auditiva y relaciona su apasionamiento a la memoria. Esta es la razón por la cual, en la mayoría de las ocasiones, no importa cómo luzca un hombre si tiene el don de la palabra.
OJOS ¿Quiere saber por qué el hombre es débil con la pornografía, o gusta de ver un baile erótico, o voltea a mirar aquella minifalda o aquel bikini? Según los sexólogos Julián y Annette Melgosa, autores del libro “Para la pareja: una relación estable para toda la vida”, en el varón los mensajes de excitación más poderosos son los de naturaleza visual. “También es sensible a estímulos táctiles y a los recuerdos”, dicen.
CORAZÓN Aunque el amor es una cuestión más cerebral que del corazón, este se ve involucrado. El corazón se acelera y hay un fluido mayor de sangre debido a la descarga de neurotransmisores que emana del cerebro. Básicamente la adrenalina incrementa la presión sanguínea y acelera el ritmo cardíaco (a más de 130 pulsaciones por minuto). Al menos así lo indica la investigadora Stephanie Ortigue, de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, en su estudio “La neuroimagen del amor”, publicado en la revista Journal of Sexual Medicine. Así, el enamoramiento reduce tanto el estrés crónico como el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
PULMONES La respiración suele alterarse cuando hay enamoramiento. La causa está en la actividad hormonal que se desencadenó en el cerebro. La aceleración del ritmo cardíaco hace que respiremos más pesadamente. La alta presión sanguínea también causa palmas sudorosas y rubor, mientras que la respiración más profunda lleva a oxigenar más el cuerpo, dándole más energía y provocando a veces una “sobredosis de oxígeno”, de esos momentos cuando sentimos que flotamos.
MANOS/TACTO Cada vez que vemos a la persona amada, el aumento en la presión sanguínea que se experimenta hace que las manos se tornen sudorosas, pero en los momentos de expresar el afecto es precisamente el tacto una de las herramientas principales. Las caricias son el camino más certero para lograr la máxima excitación durante un encuentro íntimo, pero también son las mejores aliadas del afecto, que es la base de una relación duradera.
ESTÓMAGO Aunque el gastroenterólogo Sídney Espinosa asegura que no hay base científica alguna tras las famosas “mariposas en el estómago”, que se refieren a ese primer chispazo cuando dos personas se atraen, en su libro “Patologías urbanas: ecografía de una sociedad desestructurada”, Javier Castañeda atribuye el fenómeno a “hormonas como el cortisol o la adrenalina, que una vez liberadas por las glándulas suprarrenales se encargan de estimular el nervio vago del estómago”. También es común escuchar sobre alimentos que incitan el deseo amoroso: los afrodisíacos. Esto también es un mito, aunque los científicos han descubierto que los alimentos ricos en proteína elevan los niveles de feniletilamina en el cerebro.

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