Grata y sorprendente ha sido la noticia de que el expresidente dominicano Leonel Fernández intervino como mediador en el reciente acercamiento entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, convocado para esos fines por el propio presidente norteamericano Barack Obama.
Evidentemente, la experiencia demostrada por Fernández para resolver diferencias como la de los presidentes Álvaro Uribe y Hugo Chávez, hace ya varios años, y su participación en la crisis que siguió al derrocamiento del presidente hondureño Manuel Zelaya, parecen haber sido tomados en cuenta para involucrarlo en una empresa tan delicada y decisiva como la que acabamos de conocer.
Según supo LISTÍN DIARIO, a mediados del 2010, Fernández visitó en La Habana al prisionero norteamericano Alan Gross con la anuencia del presidente cubano Raúl Castro, en una diligencia secreta de la que nunca se informó oficialmente hasta ahora.
La visita del entonces gobernante dominicano, que quedó registrada en una serie de fotografías tomadas por el gobierno cubano, era en realidad una misión humanitaria que buscaba la liberación del afectado contratista estadounidense y de un grupo de cubanos detenidos por espionaje en Estados Unidos durante más de 15 años.
El resto ya se conoció la semana pasada cuando Obama y Castro anunciaron en sus respectivos países que habían decidido iniciar un acercamiento que, eventualmente, llevará al fin del bloqueo y a la aplicación de otras medidas que definitivamente cambiarán el perfil de las relaciones entre ambos países y la composición geopolítica regional.
Por lo pronto, el hecho ha dejado constancia de la valiosa contribución de un mandatario dominicano en un episodio trascendente de la historia, y pone al país nuevamente en la escena internacional como cuna de hombres y mujeres capaces y virtuosos, que los hay aquí tanto en la política como en los más diversos ámbitos del saber humano.
Un verdadero honor para República Dominicana.