Miles de padres viven la pesadilla del maltrato físico y psicológico de sus hijos, aunque no muchos se atreven a contarlo.
La vergüenza y el sentimiento de culpa evitan que hablen, pero cada vez son más los que lo admiten y deciden denunciar.
"Me agredió. Mi hija me puso boca abajo, no podía respirar y le rompió un dedo a su abuela cuando intentó ayudarme"... Leer más.-