Cuando los ciclistas colombianos viajaron a Francia para competir por primera vez en el Tour en 1984, llevaron consigo un suplemento energético que nunca se había visto en las carreteras galas: la panela. Ese azúcar mascabado en panes llamó tanto la atención que compañeros de otros equipos –y otras nacionalidades– que viendo que los colombianos escalaban las montañas "como si las estuvieran bajando", comenzaron a pedirles un pedazo de "ese ladrillo" que comían. Ver más